Hay algunos detalles que me confunden en el
último intento por armar un escándalo mediático en la Plaza de la Revolución
habanera, a solo dos días de terminar este convulso año 2014, en un controvertido
performance que tenía más visos de politiquería barata, que de arte
participativo.
Los extremistas de Miami se caracterizan por
denunciarse ellos mismos, algo así como que les gusta que se jodan sus “planes”
para poder justificar la pataleta que arman después. Una sui géneris manera de “combatir y
defender” unos supuestos derechos que sin lugar a dudas, tratan de imponer a
una mayoría abrumadora que ve la vida de manera diferente.
Después que Tania Brugueras anunció su
performance bajo el hashtag #Yotambienexijo, se generó, curiosamente, un
aluvión de entradas desde Miami y otros puntos a través de las redes sociales.
Algunos entendidos en la materia calculan a
cientos de blogueros enfrentados de un lado y otro del Estrecho de la Florida –unos
tratando de imponer el #Yotambienexijo y otros defendiéndose dentro de la isla
a través de la etiqueta #Cubayaeslibre.
También aparecieron los habituales trolles,
en miles desde Miami, invadiendo las redes y los sitios cubanos con sus
mensajes amenazadores que se calculan en casi 15 mil, al punto de provocar una
queja pública de ETECSA, la empresa telefónica de la isla.
Por otra parte, toda una parafernalia periodística
muy bien estructurada desde Miami, que incluía a El Nuevo Herald, emisoras
locales de onda corta, y los acostumbrados sitios digitales que cobran
suculentos honorarios en su permanente y fallido afán de desestabilizar a la
sociedad cubana, encabezada esta vez por el blog Diario de Cuba.
La aparente "ingenuidad" artística propuesta
por la Brugueras, que ya no sabe qué hacer para llamar la atención –desde comer
carne cruda, jugar a la ruleta rusa, repartir cocaína a los espectadores y llevar
a la cuestionable Yoani Sánchez como partenaire de su conocido performance El
susurro de Tatlin, durante la Décima Bienal de La Habana (2009) en el Centro
Wifredo Lam.
Esta vez, la prensa extranjera acreditada en
Cuba y algún que otro “periodista independiente” se quedaron con las ganas de "reportar" la alharaca anunciada que -según ellos- incluiría represión, violencia y duros enfrentamientos
entre cubanos, frente a uno de los más simbólicos monumentos de la Revolución.
Cuentan los testigos que allí estuvieron que
apenas se contaron 100 personas presentes, entre ellos los informadores ávidos
de un espectáculo de golpes y trompadas y según los propios medios que
mantenían vigilia informativa, fueron detenidos apenas una decena de “líderes” de una
oposición provocadora que parece no cuenta con demasiados seguidores.
A pesar de los arrestos, todavía me
cuestiono: ¿dónde se quedaron los miles de manifestantes que se esperaban
salieran a la calle a protestar contra el gobierno cubano?
Si como la prensa reconoce, que no se
cerraron calles, ni se paralizó el tránsito, ni se desviaron las líneas de
autobuses, ¿por qué no llegaron los miles de manifestantes?
¿Con qué pueblo contaban Tania Brugueras y
los organizadores miamenses del lamento de Tatlin frente a la Plaza de la Revolución?
¿Cómo pretendían reproducir un Occupy Wall
Street a la cubana sin manifestantes?
Hasta Roberta Jacobson, la secretaria de
Estado adjunta para Latinoamérica se fue con la de trapo y se puso a hablar más
de la cuenta, aun cuando será ella la negociadora que vendrá muy pronto a la Habana con
el encargo de reabrir relaciones diplomáticas, a pesar de las malas intenciones de Brugueras y su comparsa de dolientes que se quedaron con las ganas de ver pelearse a cubanos contra cubanos.
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