El cineasta Eduardo del Llano y el "crítico" Orlando Luis Pardo Lazo |
No cabe dudas que Orlando
Luis Pardo Lazo está buscando la manera de convertirse en una suerte de “utility”
dentro de las filas de la contrarrevolución asalariada dentro de Cuba. Sus
piruetas “intelectuales” para llamar la atención de los pagadores de la Sección
de Intereses de los Estados Unidos en La Habana pueden convertirlo en
fotógrafo, desvergonzado eyaculador sobre símbolos patrios, chupatintas con
ínfulas de intelectual, émulo de su comadre Yoani Sánchez en temas filológicos
y hasta en crítico de cine.
Esta vez fue tan lejos
en su afán porque su nombre se escriba con mayúsculas y en inglés, que
arremetió contra Vinci, una de las últimas producciones cinematográficas cubanas,
dirigida por Eduardo del Llano, alguien que desde dentro de la Isla, ha venido
realizando un cine polémico y nada oficialista.
El texto del masturbador
de banderas Pardo Lazo, titulado Perdido en Del Llano, intentó hacer un “análisis crítico” del film de Del
Llano, pero desde una percepción ácida y virulenta. El cineasta respondió con
energía a los embates del plumífero.
Cuba, la Isla Infinita,
les ofrece el texto de OLPL y la carta-respuesta del director de Vinci.
Juzguen ustedes por sí
solos.
La noche y el día
por Eduardo del Llano
Y eso lo dice un tipo
que ni siquiera tiene unas iniciales con swing: las suyas suenan como siglas de
alguna oscura entidad regional. Organización Latinoamericana de Pederastas
Linfáticos.
En esencia, la principal
objeción que OLPL hace a Vinci es ser una película cubana. No me sorprende: es
el mismo reparo que pone a cualquier otra.
Para apuntalar su
fundamentalismo, necesita creer que toda obra nacida en la Cuba de hoy y no
firmada por él o sus adláteres viene con estigma y está condenada al fracaso.
Objeción he dicho, que no crítica, porque OLPL es sin duda un opositor, tal vez
un periodista y seguramente un mediocre, pero desde luego no un crítico de
cine. He malgastado mi tiempo leyendo algunos de sus libelos acerca de
producciones recientes; sin excepción, se trata de textos plagados de chismes y
ataques personales, sin el más leve atisbo de real análisis crítico.
Empecemos por el principio. Yo dije que mi película estaba buenísima en una carta de
protesta dirigida al Comité Organizador del Festival de La Habana.
Copié la carta, además,
a una serie de personas e instituciones que hubieran podido influir entonces en
una revisión del criterio selectivo aplicado por el Comité. Por
más que el concepto le resulte raro a un periodista independiente cegado por la
rabia, yo no pretendía generar un episodio sensacionalista, sino reparar o al
menos denunciar una injusticia. La
increíble respuesta del Comité Organizador aclaraba que “La decisión de que tu
filme Vinci no haya sido seleccionado para competir en el Festival, no obedece
a valoraciones artísticas ni de otra índole, sólo temáticas”.
Dicho de otro modo: “tu
película no es mala, ni siquiera nos tomamos el trabajo de juzgar su calidad,
pero no toca un tema latinoamericano”. Puede, en efecto, que el intercambio de
emails que se generó en ese momento no tenga mayores consecuencias en el campo
cultural cubano; en ese sentido, es de ponderar la virtud de OLPL para el
vaticinio a corto plazo. Por lo pronto, he leído al menos a dos críticos (Juan
Antonio García Borrero y Joel del Río) que, a partir de lo ocurrido, llaman a
cuestionarse si lo latinoamericano debe excluir lo universal, y llaman al Festival
a repensar su política.
¿Qué objeciones le hace
OLPL a Vinci? Bueno, algunas tan profundas y sólidas como que se filmó en la
fortaleza de La Cabaña, gastada, según él, por aventuras televisivas de época.
Si esa es su preocupación, puede estar tranquilo: los breves planos iniciales
en que Leonardo es conducido a la mazmorra son los únicos en que se ve algo de
la fortaleza de La Cabaña.
La celda como tal era un
gran cañón de cuarenta metros de largo, revestido de yeso que ocultaba a su vez
cascotes de ladrillo; el equipo de escenografía construyó todo el entramado de
bloques de piedra que constituye la piel visible de la mazmorra. O sea, que
después de la secuencia de créditos no se ve un solo centímetro cuadrado de La
Cabaña. Si OLPL la vio de todas maneras, sería desde luego en otra película.
Hay una camada de
inexactitudes que demuestran la poca seriedad –y esto es ser generoso- del
libelo de los Pederastas Linfáticos. La gigantografía no dice que Vinci sea del
autor de Monte Rouge, sino del Decálogo de Nicanor.
La película tiene final
feliz porque a Leonardo lo soltaron en la vida real.
¿O es que querías que el muchacho se muriera al final? Las producciones Sex Machine no tenían letreros diciendo que se prohibía su exhibición en Estados Unidos, sino lo siguiente, como será fácil comprobar: Copia exclusivamente para promoción. La venta, copia, distribución y difusión mediática viola los derechos de los autores. ¿Podría OLPL sacarse por un minuto los Estados Unidos de la cabeza? Y no incluí algo como eso porque Vinci es una producción del ICAIC, no independiente, lo que significa que es el ICAIC y no yo quien tiene que preocuparse si la película es pirateada. Puede –en esto lleva razón el Pederasta- que no lo sea nunca: uno de los riesgos que asumimos al producir Vinci era crear una película de tema y sabor universales, cuando los distribuidores y buena parte del público solo esperan de Cuba crítica feroz, predicciones agoreras y música salsa.
¿O es que querías que el muchacho se muriera al final? Las producciones Sex Machine no tenían letreros diciendo que se prohibía su exhibición en Estados Unidos, sino lo siguiente, como será fácil comprobar: Copia exclusivamente para promoción. La venta, copia, distribución y difusión mediática viola los derechos de los autores. ¿Podría OLPL sacarse por un minuto los Estados Unidos de la cabeza? Y no incluí algo como eso porque Vinci es una producción del ICAIC, no independiente, lo que significa que es el ICAIC y no yo quien tiene que preocuparse si la película es pirateada. Puede –en esto lleva razón el Pederasta- que no lo sea nunca: uno de los riesgos que asumimos al producir Vinci era crear una película de tema y sabor universales, cuando los distribuidores y buena parte del público solo esperan de Cuba crítica feroz, predicciones agoreras y música salsa.
OLPL dice que la
película es un bluff, una obra de principiante. ¿De veras, asere? Osvaldo
Montes elogia la película. Raúl Pérez Ureta, lo mismo.
Actores como Enrique
Molina, cineastas como Chijona o Díaz Torres, críticos como Frank Padrón y Joel
del Río. Ah, pero es OLPL quien tiene la verdad, aunque no haga nada por
argumentarla: lo dice él, y punto. Linfático, tú no reconocerías el talento, el
genio y la auténtica audacia ni aunque te los pusieran enfrente pintados de
azul con globitos amarillos. Si tu maniqueísmo ramplón es lo mejor que el
pensamiento artístico de la oposición tiene que ofrecer, estamos muy jodidos.
¿Que el personaje de
Gonzalvo está diseñado con humor estilo Pateando la lata? Por favor, Pederasta,
ten al menos la decencia de enumerar dos o tres de esos chistes de baja ralea
para darle alguna gravidez a tu despropósito.
¿Qué los personajes
están sobreactuados? Alguna vez leí algo tuyo –discúlpame por no recordar qué
ni dónde, no presto a tu obra la misma cuidadosa atención que prestas a la mía-
donde afirmabas que los actores cubanos te suenan falsos y sobreactuados.
Todos. Y luego… ¿de verdad te vas a meter con Fabelo, compadre? ¿Con Fabelo?
Uno se pregunta qué clase de amor sientes por el país que afirmas defender,
cuando desprecias de ese modo a sus artistas. Uno se pregunta cómo se puede ser
tan arrogante, en especial si la arrogancia se edifica sobre la grisura e
ignorancia absolutas. Uno quisiera saber, además, por qué me rogaste con tanta
insistencia –un par de emails, solicitud personal en plena calle, recado con
tercera persona- que te autorizara a publicar dos artículos de mi blog en la
revista Voces.
Los pies limpísimos de
Leonardo... Mira, Pederasta, esa escena ocurre durante la segunda noche del
artista en la celda; hasta ahora no se ha descalzado. Justamente se quita las
botas, de pie sobre la esterilla que le sirve de lecho, un par de minutos antes
de revelar las plantas de los pies cuya pulcritud tanto parece haberte
impresionado. No podía tenerlos sucios pues aún no había pisado la inmundicia
de atrezo de su celda; ten la vergüenza de comprobar, al menos, lo que
escribes. Por cierto, que la inmundicia sea de atrezo es lo correcto; espero
que no creas que en una película americana pondrían a Brad Pitt a pisar mierda
auténtica.
¿Que bordeo la
indigencia? Cada elemento en Vinci está pensado y asumido luego de largas
reuniones creativas con los mejores profesionales que conozco, y si hubiera
rodado la película en Hollywood y no en La Habana (¡cómo la elogiarías
entonces, Linfático!) hubiera buscado y conseguido exactamente la misma imagen
que tiene ahora.
¿Qué mi cameo es
ridículo? ¿Se puede saber por qué, Pederasta? A un espectador que no sepa que
soy yo, ¿también le parecería ridículo? ¿Quizá te verías mejor tú, con tu
aspecto de labrador nordestino sodomizado, bajo la armadura? Por cierto, luego
de lo mucho que te aplicas en denostar de la visualidad de la película, le
haces un favor inconsciente al decir que la que llevo es una armadura de museo.
En realidad es de cartón, pintada con polvo de grafito.
Miren, otro juego de
palabras: La vida de los otros, La vida de NOS-Y-OTROS. En verdad harías mucho
por la cultura cubana dedicándote a escribir un ensayo sobre lo que fue GNYO,
que cuando hacía poco que tú habías (mal)nacido, ya ponía en escena textos
mucho más inteligentes y audaces que tus bravatas pajeras. Porque,
entendámonos, OLPL, la gente se queja de que lo que escribes es a menudo
ininteligible no porque tu estilo sea muy profundo o muy culto, sino porque es
malísimo, hinchado y artificioso, el único verdadero bluff en todo esto.
A ver, OLPL, en tu
libelo no hay una sola razón contra Vinci. Vinci es una buena película, que tu
alergia contra lo cubano no alcanza a empañar. Por demás, no creas que voy a
honrarte con una polémica. Cuanto tenía que decirte acaba aquí: no me molestaré
en contestar cualquier nueva sarta de tonterías que se te antoje pergeñar. No
tienes estatura para mí, OLPL. No eres un contrincante digno. De aquí en
cincuenta años, cuando le cuentes a tus (improbables) nietos lo que ha sido tu
patética vida, lo único que vas a poder referir con orgullo es que alguna vez
yo, Eduardo del Llano, dediqué tres cuartillas a desenmascararte e insultarte.
Mis insultos serán tu única herencia, Pederasta.
Nota:
OLPL es el fotógrafo personal de Yoani Sánchez, el hombre que en no se sabe cuántas ocasiones ha tratado de llamar la atención de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
Nota:
OLPL es el fotógrafo personal de Yoani Sánchez, el hombre que en no se sabe cuántas ocasiones ha tratado de llamar la atención de la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
Con información tomada del sitio digital
El
blog de Yohandry
No hay comentarios:
Publicar un comentario