por Miguel Fernández Martínez
corresponsal de Prensa Latina en Siria
Damasco, 18 jun (PL) La celebración del Ramadán en Siria, festejo sagrado de los musulmanes, inició hoy su primer día en medio de un debate que va de la fe al fanatismo, una de las causas del conflicto que sufre este país árabe desde 2011.
El mes de Ramadán, noveno del calendario lunar
musulmán, es fecha sagrada para más de mil 600 millones de personas en el mundo
que siguen los enunciados del profeta Mahoma, según las revelaciones divinas
que tuvo y que constituyen hoy los textos del Corán.
A pesar de su condición de país laico, no es
difícil escuchar en Damasco o en cualquier otra ciudad de esta nación levantina
los llamados a la oración desde los minaretes de las mezquitas, o ver hombres
ataviados con sus largas batas (yellabiah), cubiertas sus cabezas con las
típicas túnicas (kofiah) y sus rosarios (massbaja) en las manos.
Con una población mayoritariamente
musulmana, los sirios conviven armónicamente desde hace miles de años, con una
variada presencia de grupos étnicos y religiosos, entre los que resaltan, por
un lado, sunitas –mayoría-, junto a alawitas, chiítas, drusos, kurdos, ismaelíes
y otras representaciones, junto a cristianos ortodoxos, católicos, maronitas y
siríacos.
Un escenario de estabilidad nacional que
cambió radicalmente desde que comenzó la crisis en 2011, con la aparición de
grupos extremistas islámicos, amparados en supuestos enunciados religiosos.
Estos grupos, devenidos en bandas criminales
manipuladas por Estados Unidos y un grupo de potencias occidentales, iniciaron hace
cuatro años una yihad (guerra santa) que hoy exhibe como saldo más de 230 mil
muertos, millones de desplazados y un país que se destroza por días.
Sea cual sea la agrupación fundamentalista
–Estado Islámico (EI), Frente al-Nusra (brazo de al-Qaeda en Siria), Ejército
Libre Sirio, al-Fatah o los Libres del Levante-, detrás de estos grupos
rebeldes se mueven finísimos hilos manipuladores que buscan romper la
resistencia siria, su independencia y sobre todo, la estabilidad del Medio
Oriente.
Estos engendros mediáticos, arropados políticamente
bajo el manto del Islam y su libro sagrado El Corán, no son más que extremistas
convertidos en marionetas de Occidente, quienes pretendieron expandir la
diseñada Primavera Árabe hasta el corazón del Levante.
Un documento desclasificado recientemente en
Estados Unidos, reveló el contubernio entre agencias de inteligencia
norteamericanas y la creación del grupo terrorista Estado Islámico (EI), que
opera principalmente en zonas de Siria e Iraq.
El informe de la Defense Intelligency
Agency (DIA), fechado el 12 de agosto de 2012 y desclasificado a fines de mayo,
demuestra que el EI fue creado por Estados Unidos con ayuda de
Turquía, Israel y las monarquías del Golfo.
Según
el documento, la inteligencia estadounidense previó el surgimiento y desarrollo
de un califato islámico regido por el EI en Iraq y Siria, considerándolo como
un elemento estratégico en las políticas para el Oriente Medio.
El texto de siete páginas redactado por
oficiales de la DIA,
destaca que la creación de este movimiento fundamentalista en el este de Siria,
era necesario para aislar e intentar derrocar al gobierno del presidente Bashar
al-Assad.
Las fuentes consultadas explican que el
informe de la DIA
confirma que el grupo terrorista al-Qaeda asumiría la dirección de los
supuestos grupos opositores sirios, quienes contarían con el apoyo de las
potencias occidentales, y que la creación del EI, sucedería después que el
“levantamiento armado” en Siria fuera general.
Esto resalta el carácter sectario que se
trató de imponer a la crisis siria, destacando la importancia de apoyar a los
elementos salafistas, los miembros de la Hermandad Musulmana
y al grupo terrorista Al-Qaeda, como las principales fuerzas en la agresión a
este país levantino.
Estas organizaciones terroristas se aprovechan
de las festividades religiosas musulmanas
para lanzar amenazas contra la población siria a través de las redes sociales y
algunos canales de televisión, buscando sembrar el pánico y la zozobra a nombre
de la religión.
Pero la fe, la genuina fe religiosa de
millones de musulmanes no se resquebraja, a pesar del fundamentalismo devenido
en terrorismo y muerte.
¡Ramadán Karim! ¡Ramadán Mubarak!
Publicado en el sitio digital de Prensa Latina
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