Roque Dalton (1935-1975) |
Quizás
por la intensa agenda que tenía mientras cubría como corresponsal en las elecciones
presidenciales en El Salvador, en 2013, no reparé demasiado en un detalle que
ahora martilla mis recuerdos.
En más
de una oportunidad coincidí en algún lugar con los presuntos asesinos del bardo
y revolucionario salvadoreño Roque Dalton, que este 10 de mayo cumple 45 años
de ser asesinado por sus propios compañeros de guerrilla.
Es
inexplicable la muerte de un poeta, y mucho más cuando el bardo asesinado tenía
la talla humana de Roque Dalton. Mientras, sus verdugos siguen campantes,
deambulando las calles de San Salvador o de Londres, con la conciencia manchada
por uno de los más execrables crímenes cometidos en la era moderna.
Quedan
demasiadas incógnitas por despejar alrededor de la muerte del autor de El turno
del ofendido (1962), Taberna y otros lugares (1969) y Las historias prohibidas
del pulgarcito (1974), entre una larga lista de títulos que hoy iluminan la
literatura salvadoreña y latinoamericana.
Sus
hipotéticas discrepancias ideológicas con la comandancia del Ejército
Revolucionario del Pueblo (ERP) nunca fueron buenas razones para arrancarle la
vida, sin siquiera dejar rastro de sus huesos, y por eso se inventaron razones
para justificar el crimen.