Por estos días se habla insistentemente,
dentro de Estados Unidos, de la necesidad de eliminar definitivamente el
criminal bloqueo económico, comercial y financiero que Washington impone a los
cubanos desde hace 52 años.
El bloqueo, que a Cuba le ha provocado
inmensos daños económicos y sociales, y que según cálculos conservadores
ascienden, a 116 mil 880 millones de dólares, también se aplica contra los
ciudadanos del país agresor.
Las nuevas reformas migratorias establecidas
por gobierno cubano han abierto las posibilidades de viajes al exterior para
cualquier ciudadano, si tiene visado del país que pretende visitar.
Según fuentes oficiales cubanas, viajaron el
99,4 por ciento de quienes solicitaron salir de Cuba en los últimos doce años, algo
que mejoró sustancialmente con la aplicación de medidas que amplían del tiempo
para permanecer en el exterior sin necesidad de trámites, y la flexibilización
de las regulaciones para la relación con Cuba, de aquellos que emigraron
anteriormente.
En
cambio, millones de ciudadanos estadounidenses tienen prohibido visitar a Cuba.
Las actuales medidas que impone la Casa Blanca, las regulaciones del
Departamento de Estado y el Departamento del Tesoro lo impiden.
Los poco autorizados a visitar la isla
caribeña, deben presentar un plan detallado de cada viaje a Cuba, con la
inclusión en cada grupo de viajeros de una persona con funciones de vigilancia.