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jueves, 25 de septiembre de 2014

Un ejemplo que se agiganta a diario en Puerto Rico: Filiberto Ojeda Ríos: (+video)



Filberto Ojeda Ríos
   El líder independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos, eligió morir combatiendo hace nueve años, frente a enemigos que, sabiéndolo herido, intentaron humillarlo dejándolo morir desangrado. Se necesitaron trescientos efectivos del FBI para enfrentar y asesinar a un hombre de 72 años.
   Ojeda Ríos es un símbolo para Puerto Rico, y los símbolos no se matan. Por eso trataron de empequeñecerlo dejándolo morir inerme.
   Hace nueve años, en el pueblo de Hormigueros, en Puerto Rico, el 23 de septiembre de 2005, agentes del Buró Federal de Investigaciones (FBI), de Estados Unidos asesinaron fríamente al líder revolucionario puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos.
   Más de 300 oficiales del departamento policial yanqui que reprime con saña cualquier atisbo de pensamiento independentista en la isla caribeña, desplegaron una verdadera cacería humana contra un hombre solo, de 72 años de edad, que supo defender con hidalguía su vida y la de esposa.
   Ojeda Ríos supo morir con el honor que caracteriza a los valientes. A tiros se enfrentó a la jauría colonial gringa que lo dejó desangrar antes de acercarse a su cadáver. Demasiado miedo ante un gigante.
   Nunca pensaron en capturarlo o llevarlo a sus tribunales imperiales. La orden dada en Washington era de aniquilar al guerrero.

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