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miércoles, 13 de noviembre de 2013

La pupusa, un sello culinario indiscutible de los salvadoreños



   Ni siquiera la lluvia impidió que los salvadoreños llegaran a Olocuilta, un famoso rincón en el departamento de la Paz y donde  cada año se reúnen miles de personas para festejar el Día Nacional de la pupusa, un símbolo  culinario de esta nación centroamericana.
   La pupusa, indiscutiblemente el plato más tradicional de la mesa salvadoreña, se ha ido imponiendo en el gusto popular por siglos y de generación en generación, y aun cuando no se sabe su origen, muchos aseguran que nació en estas tierras centroamericanas, en lo que hoy ocupa el occidente de El Salvador.
   Varios investigadores y etnólogos salvadoreños coinciden en reconocer que el origen del nombre pupusa proviene de la lengua nahualt y su presencia en el hábito alimentario de los pobladores de estas regiones se remonta a épocas prehispánicas.
Desde hace 9 años, Olocuilta se convirtió en un templo gastronómico bautizado como el Pupusódromo, donde puedes encontrarse pupusas en todas sus variedades.
   Ya sean confeccionadas en modernas parrillas o en tradicionales comales, la pupusa es alegría permanente en la mesa de millones de salvadoreños, quienes cada año retoman el reto de confeccionar una pupusa gigante, en su Día Nacional, y que en este 2013 alcanzó los 4,15 metros de diámetro y 700 libras de una masa de arroz con frijoles, chicharrones, loroco, queso y atún.
    Aunque algunos afirmen que quien se caiga en Nueva York, o tome agua del Sena, en París, queda encantado con estas ciudades, en El Salvador hay que vivir la experiencia de la pupusa, una maravilla culinaria a la que nadie se resiste.

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