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sábado, 16 de agosto de 2014

Cuba busca su propia receta, afirma director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC)


Roberto Azevedo, director general OMC FOTO: Alberto Borrego

por Dalia González Delgado

   La inserción en la economía mundial no tiene una fórmula única para todos, afirmó en La Habana el Director General de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
   “Cada país debe encontrar su receta para insertarse dentro del sistema del comercio mundial, de manera que promueva el crecimiento económico y el desarrollo social. Así opina el director general de la OMC, Roberto Azevedo, quien dialogó con el periódico Granma y la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina durante una breve visita a La Habana.
   Azevedo llegó a Cuba procedente de México, y después de una breve estancia, partió rumbo a El Salvador.
   Sobre los motivos de su viaje, comentó que es su primera visita al Caribe como Director General de la organización y “Cuba era un candidato natural. Es un miembro muy importante de la OMC”, subrayó.
   Azevedo compartió sus criterios sobre las potencialidades cubanas dentro del comercio internacional, a propósito de la nueva Ley de Inversión Extranjera y la Zona Especial de Desarrollo del Mariel.
   “Creo que los países tienen muy claro que el componente externo es muy importante para el desarrollo interno”, afirmó. “Son muy pocos los países, si es que hay alguno, que tengan la intención de desarrollarse sin mirar hacia el exterior. Hoy el mundo está muy interconectado, con las cadenas de producción”.
   Cuba está mirando alternativas sobre cómo participar de todo eso, dijo. “Por ejemplo, cómo participar de los flujos de inversión, que son muy importantes”.
   “Hay necesidad de captar inversionistas extranjeros, y me parece que Cuba está ahora en ese proceso de encontrar su receta”.

   “La inserción en el comercio internacional, en la economía mundial, no tiene una receta única para todos. Cada país tiene sus peculiaridades, sus desafíos. Son distintos todos ellos, y cada uno tiene que encontrar su fórmula, su receta para integrarse en el sistema de una manera que promueva el crecimiento económico y el desarrollo social”.
   Ante una pregunta de Prensa Latina sobre las medidas restrictivas que han afectado a los cubanos —en alusión al bloqueo de Estados Unidos—, respondió que siempre desde el punto de vista de una institución multilateral la mejor alternativa es “la superación de las tensiones políticas, geopolíticas, que llevan a medidas restrictivas”.
   “En la medida en que se pueda avanzar con el diálogo, que se pueda avanzar en el sentido de una normalización de relaciones, es siempre un camino preferible”.
   Azevedo, experimentado diplomático brasileño, es el primer jefe latinoamericano de la OMC. A propósito de los mecanismos regionales de integración y cómo podrían favorecer el comercio, dijo que son bienvenidos, “porque no tienen la intención de cerrar los países”.
   Los bloques casi siempre pueden ser vistos de dos maneras —argumentó—. Cerrados, cuando protegen el mercado de choques externos; o abiertos, como un paso hacia una integración económica mayor, empezando por regiones y países más o menos homogéneos.
   “Los países latinoamericanos de manera general tienen un modelo de integración abierta”, dijo. “Son procesos que permiten una inserción gradual y progresiva en el mercado mundial, y en ese sentido son muy bienvenidos”.
Sobre Mercosur, por ejemplo, opinó que es una “iniciativa importantísima para los países que la integran y aquellos que se asocian”.
   Es más que una iniciativa comercial, enfatizó. “Tiene también un componente político muy fuerte”.
   Asimismo, refirió que los países de América Latina y el Caribe son muy activos dentro de la OMC y añadió que la región se ubica cada vez más en el escenario mundial. Puso el ejemplo de Brasil, donde el mayor destino de sus exportaciones “no consume más que el 20 %”. Son muy diversificadas sus relaciones y lo mismo pasa con la mayor parte de los países latinoamericanos, dijo.
   “La integración entre la OMC y Latinoa­mérica va a seguir fuerte y va a crecer aún más”.

RETOS DEL COMERCIO MUNDIAL
   Azevedo alertó que “incertidumbres geopolíticas” pueden poner en riesgo el crecimiento previsto.
   “Sobre todo en Europa”, con medidas que “afectan el comercio” y pueden tener un impacto considerable en el crecimiento económico de algunos. “Hoy el impacto en un país no queda en aquel país, porque las relaciones son muy conectadas”.
   “En estos momentos es muy difícil prever cómo va a comportarse el comercio mundial en los próximos años. Nuestros estimados iniciales eran de un crecimiento entre 4 y 4,7 % este año, y para el próximo 5,3 %, que ya es cerca del crecimiento histórico anual de los últimos 20 años”, fundamentó. “Pero con esas inestabilidades es difícil decir”.
Sobre el papel que podría desempeñar la OMC ante estos desafíos, aclaró que la organización “es un foro”, y puede ofrecer un canal para el diálogo, pero la solución depende de que los países involucrados quieran hablar.
   Por otra parte, algunos expertos consideran que la configuración del mundo en grandes bloques comerciales podría ser un riesgo para las economías más pequeñas.
   En este sentido, Azevedo opinó que la configuración en bloques no es un fenómeno nuevo, como tampoco los acuerdos de libre comercio. A su juicio, lo preocupante es que no se esté avanzando en el escenario multilateral, porque “las dos vías son complementarias. La regional, bilateral, va a existir siempre, pero la multilateral tiene que avanzar”.
   “Lo que más me preocupa con relación a las economías pequeñas es que los grandes siempre tienen opciones”, dijo, pues son mercados interesantes, poderosos, con atractivos para negociar.
   “Tenemos que pensar en la función sistémica y democrática del sistema multilateral, que permite que todos tengan voz”.
   “Aunque las negociaciones no lleguen siempre a los mejores resultados para las economías chicas, por lo menos ahí tienen la posibilidad de presentar sus intereses”.
   “Entonces, en la charla por ejemplo que tengo con Cuba, lo que quiero ver es cómo podemos trabajar juntos para mantener el sistema fuerte, operativo, que sirve en última instancia, para dar espacio y voz a las economías chicas”.

Tomado del sitio digital del periódico Granma

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