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martes, 22 de abril de 2014

En el aniversario 38 del criminal sabotaje contra la embajada de Cuba en Portugal

resultado de la explosión en la embajada cubana en Lisboa en abril de 1976
  El 22 de abril de 1976 era un día normal como cualquier otro de trabajo en la embajada de Cuba en Portugal. Las ventanas de las oficinas que ocupaban la sede diplomática se encontraban herméticamente cerradas.
   La mayoría de los funcionarios de la embajada cumplían diferentes misiones fuera de la instalación y casi en su totalidad eran mujeres las que estaban a esa hora en las oficinas. 

   Los únicos hombres que
permanecían en la sede en ese momento eran Efrén Monteagudo Rodríguez y Alberto Álvarez Alfonso, quien formaba parte del cuerpo de seguridad.
    Al detectarse un fuerte olor a pólvora quemada en sexto piso de la embajada, Efrén que se encontraba trabajando en el quinto piso, a pesar de las advertencias subió por las escaleras, posiblemente con la intensión de desactivar la bomba.
   Después que se confirmó que se trataba de un dispositivo dinamitero colocado en las oficinas de la embajada, Adriana Corcho, otra de las funcionarias cubanas que estaba dentro de la misión, de manera ecuánime, avisó al resto de los funcionarios y trabajadores de la sede diplomática sobre la situación a la vez que orientó algunas medidas a tomar, a fin de evitar pérdidas de vidas humanas.
    A las 16:45 horas de ese 22 de abril, hace 38 años, se produjo la mortal detonación de una bomba de más de seis kilogramos de explosivos, que les arrancó la vida a los jóvenes Efrén y a Adriana, de 32 y 35 años de edad respectivamente, también hirió gravemente a otros funcionarios y destruyó totalmente el local.
   Las manos criminales que ejecutaron tan siniestro atentado pusieron en peligro a varios niños cubanos que regresaban de la escuela, quienes se salvaron solo por azar.

La mano asesina de la mafia anticubana de Miami
   El atentado contra la embajada de Cuba en Portugal se enmarcó dentro de una campaña terrorista anticubana desatada de 1974 a 1976 contra las misiones diplomáticas de la isla en el exterior. Durante ese periodo, se ejecutaron 165 actos de terrorismo contra inmuebles y personal de la mayor de las Antillas en 24 países.
   El expresidente George Bush (padre), cuando era director general de la CIA, en 1976, denominó como “Guerra por los caminos del mundo”, a esta despiadada campaña terrorista que se inició con el crimen de Barbados y costó a Cuba miles de vidas humanas y que siempre contó con el desfachatado apoyo logístico y moral de Washington.
Luis Posada Carriles (tercero de izq a der) junto a terroristas cubanos en Miami
   Durante la dictadura de Augusto Pinochet, el connotado y confeso terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles, sostiene reuniones con el neofascista italiano Stefano Delle Chiaie, miembro de la Operación Gladio, ideada por la ultraderecha después de la Segunda Guerra Mundial con el objetivo, según decían, de prepararse ante una eventual invasión de la Unión Soviética a Europa Occidental.
   Del encuentro surge la coordinación de atentados violentos contra blancos de la izquierda chilena y otros objetivos potenciales en América Latina o naciones relacionadas con esta región, entre los que se cuenta la detonación de una bomba en la Embajada de Cuba en Portugal, hecho ocurrido el 22 de abril de 1976.
   Pedro Corzo Alemán, Gaspar Jiménez Escobedo y Héctor Alfonso Ruiz, entre otros terroristas cubanos que hoy se pasean libremente  en Miami junto a su antiguo jefe Posada Carriles, eran los integrantes de un comando que se dedicó a asesinar a funcionarios de la Isla, intimidar a amigos de Cuba, sabotear objetivos cubanos en el exterior, embajadas, oficinas de empresas y naves en vuelo

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