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jueves, 25 de julio de 2013

Fidel Castro: La estrategia del Moncada



En 1977, el Comandante en Jefe Fidel Castro realizó un recorrido con periodistas de la Televisión Sueca por las zonas orientales del país donde tuvieron lugar los hechos fundamentales de la lucha revolucionaria. En el antiguo cuartel Moncada, la playa Las Coloradas, las regiones serranas del Pico Turquino y La Plata, Fidel habló extensamente con los periodistas suecos que le acompañaban, los que filmaron para la televisión de su país el diálogo, cuyos fragmentos referidos a los hechos del 26 de julio fueron reproducidos por el sitio digital Cubadebate en ocasión del Aniversario 60 del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.

I LOS ORIGENES
LA CONCIENCIA DEL HOMBRE SE PUEDE ELEVAR POR ENCIMA DE SU ORIGEN DE CLASE
PERIODISTA: COMANDANTE, USTED ayer en la Granja Siboney nos habló de su formación ideológica, de su evolución ideológica y política en tiempos de la Universidad. Yo quería hacerle una pregunta un poco anterior a eso, es decir, ¿cómo ha pasado de ese tipo de educación que usted recibió en ese tipo de familia hasta esa evolución ideológica, porque en ese discurso a los intelectuales que usted hizo, usted utilizó una imagen muy fuerte, muy viva, que decía que la educación burguesa era como un molino de piedra, que casi lo podía triturar a uno mentalmente para siempre? Eso me llamó mucho la atención, queríamos preguntarle algo sobre eso.

FIDEL: En realidad, mi procedencia… Yo nazco en el seno de una familia de terratenientes, pero no tenía una estirpe de terratenientes. ¿Qué quiere decir esto? Mi padre era un campesino español de familia muy modesta, que viene a Cuba a principios de siglo como emigrante español.

Comienza a trabajar en condiciones difíciles. Era un hombre emprendedor, se fue destacando, llegó a ocupar cierta posición dirigente en los trabajos de principios de siglo. Fue acumulando algún dinero y fue adquiriendo algunas tierras. Es decir, tuvo éxito en los negocios y llegó a ser propietario de unas cantidades de tierra, si mal no recuerdo alrededor de mil hectáreas. Cosa no muy difícil en los primeros tiempos de la República. Después arrendó otras tierras. Y cuando yo nazco, realmente nazco en el seno de una familia que pudiéramos llamar terrateniente.
Ahora, por otro lado, mi madre era una campesina muy humilde, muy pobre. Por eso no existían las tradiciones de lo que pudiéramos llamar una oligarquía en el seno de mi familia. Pero no obstante, objetivamente, la posición social nuestra en ese momento era de una familia que tenía recursos económicos relativamente abundantes. Era propietaria de tierra y tenía todas las comodidades -pudiéramos decir- y los privilegios propios de una familia terrateniente en nuestro país.
La educación mía en los primeros años, los primeros meses casi pudiéramos decir… Yo aprendo a leer y a escribir en la escuela pública del lugar donde nací, en pleno campo. Después me llevaron a Santiago de Cuba cuando apenas tenía 5 ó 6 años. Pasé trabajo, pasé hambre; pasé hambre a pesar de que mi familia remuneraba la pensión donde yo estaba en Santiago de Cuba, pero por una serie de circunstancias, éramos un grupo relativamente numeroso de muchachos allí, pasamos bastante trabajo en ese período.

PERIODISTA: Es decir, que no tuvo una infancia privilegiada realmente.
FIDEL: Cuando estaba en mi casa sí, cuando me trasladaron a Santiago no. Puedo decir así que pasé hambre, que me quedé prácticamente descalzo, que tenía yo mismo que coser mis zapatos cuando se me rompían.

PERIODISTA: Eso explica muchas cosas.
FIDEL: Y estuve en esa situación algo más de un año. Se puede decir que en esa ocasión conocí la pobreza.
¿Puede haber influido eso en mí? Realmente no sé, no puedo asegurarlo. Después de eso ingresé… Me enviaron a una escuela privada de Santiago de Cuba que era regida por una orden religiosa, los Hermanos La Salle. Ahí estuve aproximadamente cinco grados. Después me mandaron a una escuela de los jesuitas. Y así hice la enseñanza primaria, y toda, la enseñanza preuniversitaria en escuelas de ese tipo. Eran escuelas de familias relativamente privilegiadas.
Ahora, ciertos factores contribuyeron a desarrollar en mí un cierto espíritu de rebeldía. Pudiéramos decir que me rebelé en primer término contra las condiciones injustas en la casa de la familia donde me llevaron a los 5 años. En las propias escuelas a donde me enviaron sentí también un impulso de rebeldía contra ciertas injusticias en la escuela.
Podemos decir que durante el período de mi infancia, aproximadamente tres veces sentí la sensación de cosas que me parecían injustas y que estimularon en mí un sentimiento de rebeldía. Esos factores pudieron haber contribuido a desarrollar un carácter relativamente rebelde. Ese espíritu de rebeldía puede haberse manifestado también después en mi vida ulterior.
Mis relaciones sociales de muchacho, en las vacaciones en la escuela, eran con los niños muy pobres del lugar donde yo vivía.

PERIODISTA: Comandante, ¿usted quería desarrollar más ese punto?
FIDEL: Puedo decir que a pesar de la situación económica de mi familia, siempre -en el campo donde yo nací me relacioné con los hijos de las familias más humildes, porque no había una tradición aristocrática en mi familia. Tercero, que el proceso de mi niñez y mi adolescencia me llevó más de una vez a adoptar una actitud de oposición y de rebeldía contra cosas que creía que eran injustas.
Aunque recibimos esa educación propia de esos colegios particulares, también hubo en la formación nuestra, la preeminencia de ciertos principios de rectitud.
Ahora, en toda esa fase de mi vida tal vez se fue desarrollando un carácter, se fue desarrollando un espíritu, pero no adquirí ninguna conciencia política. La conciencia política que me ayudó a interpre¬tar la vida, me ayudó a interpretar el mundo, me ayudó a interpretar la sociedad y me ayudó a interpretar la historia, la adquirí como estudiante universitario. Principalmente, cuando entré en contacto con la literatura marxista, que ejerció en mí una extraordinaria influencia, y me ayudó a comprender las cosas que de otra forma no habría comprendido jamás.
De modo que, yo puedo decir que la conciencia política mía la adquirí por estudio, por análisis, por observación; no por origen de clase. Pero no creo de ninguna manera que el origen de clase sea un factor insuperable, creo que la conciencia del hombre se puede elevar por encima de su origen de clase.

II EL MONCADA
DEL CUARTEL A LA MONTAÑA
Escogimos este lugar, porque nosotros teníamos que buscar un punto donde concentrar el personal antes del ataque del Moncada, entonces estudiamos las distintas direcciones. Y buscando, encontramos esta casa, con una pequeña parcela de terreno, que la alquilaban. Y entonces, analizados todos los factores, decidimos escoger esta casa, que estaba a unos cuantos kilómetros del cuartel por una carretera, bastante directo.
Se alquiló la casa, pero teníamos que buscar algún elemento para disfrazar esto. El plan que hicimos fue simular una granja avícola, por eso ustedes ven algunas de estas instalaciones, que parecen instalaciones para la avicultura, pero que en realidad servirían para esconder los automóviles. Entonces algunos meses antes alquilamos esta casa. Se preparó con algunas cosas adicionales bajo el pretexto de que era una granja avícola.

PERIODISTA: Tengo entendido que estaba cerca la casa de uno de los militares batistianos, que eso disminuía, de cierta manera, la sospecha.
FIDEL: Es posible. Pero no fue ese el factor principal: el factor principal es que estaba aislada, que estaba en esta carretera que conducía directamente a las proximidades del cuartel, y era uno de los lugares disponibles, porque no era fácil encontrar una casa.
Entonces, esta casa sirvió, primero, para concentrar las armas, y por último, para concentrar el personal. Esto había que hacerlo en condiciones de clandestinidad. Por eso había que tomar todas las medidas. Incluso había un vecino que vivía ahí, frente a esta casa, un campesino. Se hizo amistad con él y todo, pero él nunca sospechó que esta casa tenía un propósito revolucionario. Había un compañero del Movimiento que vivía en Santiago de Cuba, era el único de Santiago de Cuba, porque no queríamos reclutar personal de Santiago para disminuir los riesgos de que pudiera haber alguna indiscreción. Por eso, en Santiago sólo teníamos un cuadro que ayudó en el alquiler de esta casa; después para esta casa vino uno de los jefes del Movimiento, y se instaló aquí en Santiago de Cuba. Y durante varias semanas estuvimos concentrando las armas aquí.

PERIODISTA: Pero ninguno de los asaltantes sabía realmente el objetivo hasta el último momento.
FIDEL: No. La Dirección del Movimiento sí, un grupo de tres compañeros, que era una especie de ejecutivo de la Dirección del Movimiento. Y el compañero de Santiago también tenía idea del objetivo, puesto que a él se le dieron instrucciones de observar el cuartel, de hacer una exploración sobre el cuartel.

PERIODISTA: De ahí fue de donde partieron los vehículos que fueron a atacar el cuartel.
Desde aquí, sí. Aquí se concentraron las armas. El 26 de julio era domingo, y desde el sábado por la noche se fueron concentrando aquí en esta casa.

PERIODISTA: ¿Y el recorrido es más o menos el mismo?
FIDEL: El recorrido es varios kilómetros no recuerdo exactamente ahora cuántas. Esta carretera sale a una avenida, la avenida al cuartel, y tácticamente era el lugar mejor para esa operación. Y aquí se disimulaba esto con el pretexto de que se estaba fundando una granja avícola en este lugar. Y realmente todo el mundo creyó que había una granja avícola, por lo menos los pocos vecinos que estaban enfrente. Por ahí todavía vive el vecino que estaba frente a esta casa en aquellos tiempos.
Tenía algunas matas de mango… Yo no sé si después han sembrado algunas; pero en general era este el ambiente de la casa.

PERIODISTA: Pero aquí no se hizo ningún entrenamiento; aquí sólo se hizo la concentración.
FIDEL: Aquí no se podía hacer entrenamiento porque era muy arriesgado; el entrenamiento lo hicimos en La Habana. Aquí sólo se fueron acumulando las armas y había una sola persona en Santiago de Cuba que conocía de esta casa. A pesar de que Santiago de Cuba era una ciudad muy rebelde, muy revolucionaria, nosotros, para guardar la discreción del plan, pues no reclutamos a nadie de Santiago para el asalto.

PERIODISTA: A pesar de todo eso una de las cosas más admirables del Movimiento, que ahora refleja la historia, fue cómo se pudo mantener esa organización clandestina bajo un régimen de tal represión, una organización tan amplia.
FIDEL: Era muy difícil, realmente era difícil, puesto que en aquella época los revolucionarios no tenían organización, no tenían experiencia militar.

PERIODISTA: Pera el 26 sí la tenía.
FIDEL: Bueno, nosotros… Había mucha gente organizándose en aquel período. El grupo nuestro yo creo que en aquella época reclutó más combatientes que todas las demás organizaciones. Además, era un grupo muy discreto; pero, además, no sólo era discreta par la calidad de la gente sino por el método de organización que teníamos. Estábamos organizados en células. Nadie tenía contacto, unas células con otras. El grupo de dirección era de mucha confianza, y seguíamos las reglas de la clandestinidad. Porque en aquella época había muchas elementos revolucionarios y hablaban y conversaban. Eran indiscretos. Casi todo lo que se hacía en aquella época contra Batista se sabía.

PERIODISTA: Y toda esa importación de armas de la gente de Prío y todo eso que se iba haciendo…
FIDEL: Sí. Porque la gente de Prío tenía dinero y nosotros no teníamos dinero; ellos tenían armas y nosotros no teníamos armas. Por lo tanto, nosotros teníamos que hacer las cosas con mucho cuidado. Ellos hacían propagandas con las armas. Pudiéramos decir que hacían política con las armas.

PERIODISTA: ¿Y no pudieron conseguir de aquellas armas ustedes?
FIDEL: En realidad, tratamos de conseguir un poco. Y nosotros les habíamos infiltrado la organización de ellos. Teníamos 360 hombres infiltrados en la organización de ellos, con el objetivo de tratar de tomar las armas. Pero parece que fue demasiado ambicioso nuestro plan, y en un momento dado ellos sospecharon de aquella gente un poco.

PERIODISTA: Pero todos los hallazgos de armas que iba haciendo la policía de Batista por esa época eran…
FIDEL: Eran armas de ellos, del antigua gobierno, que tenía mucho dinero porque había robado mucho.

PERIODISTA: Pero eran armas sembradas por ellos mismos en algunas ocasiones, por la policía, paquetes con…
FIDEL: No, yo creo que no. Los dirigentes de los partidos políticos tradicionales y del gobierno que estaba en el poder, que había sido desalojado por Batista, tenían mucho dinero. Y compraron armas y pudieron introducirlas en el país por distintos procedimientos bastante ingeniosos, y las trajeron. Ellos no tenían masa, ellos no tenían combatientes; tenían dinero, tenían armas, pero no tenían hombres. Y ellos trataban de hacer un esfuerzo por reclutar gente del pueblo. Y en ese período nosotros tratamos de filtrarles algunas gentes en la organización de ellos, con el objetivo de ocupar las armas.

PERIODISTA: Pero el Movimiento sí tenía bastantes efectivos ya en aquella época…
FIDEL: Bueno, nosotros llegamos a entrenar más de mil hombres. En esa época nosotros teníamos alrededor de mil 200 hombres.

Pero aparte de los entrenados, ¿la organización era bastante amplia?
FIDEL: No era tan amplia, no era muy amplia, aunque su base sí era la base de aposición y de odio al régimen de Batista. Pero los militantes, los hombres organizados y entrenados llegaron a ser alrededor de mil 200 hombres, porque había una oposición bastante generalizada al gobierno de Batista. Muchos de ellos eran de origen ortodoxo3, muchos de los combatientes del Moncada, pero eran ya gente de extracción muy humilde; es decir, era una organización al margen de aquellos partidos políticos. Yo seleccioné la gente principalmente entre los sectores humildes del pueblo. Nuestra gente fue seleccionada en sectores humildes del pueblo, de entre los que tenían una actitud de oposición a Batista.

PERIODISTA: Pero muchos militantes del Movimiento, tenía entendido que eran provenientes de la ortodoxia…
FIDEL: Eran provenientes de la ortodoxia porque era un partido popular con bastante ascendencia en el pueblo, pero un poco heterogéneo. El Partido Ortodoxo se componía principalmente de gentes humildes, obreros, campesinos y gente de pequeña burguesía. En aquella época la alta dirección de ese partido estaba en manos de gente ya de la clase dominante, realmente.

PERIODISTA: Y la juventud del partido donde usted militaba…
FIDEL: Había una juventud combativa, pero los líderes oficiales del partido ya estaban más o menos comprometidos, no voy a decir con una posición de clase sino que estaban ya adaptándose al sistema, podemos decir. Yo organizo a la juventud de ese partido, pero aparte de la… oficial. Yo hice un trabajo en la base con los jóvenes principalmente de extracción humilde del pueblo. No había dirigentes oficiales de ese partido en la organización nuestra. Fue un trabajo político, ideológico, ya que se hizo…Sí, fue un trabajo político-ideológico.

PERIODISTA: Pero todavía no se hablaba de ideas socialistas en esa época.
FIDEL: Todavía no se hablaba de socialista en esa época. En esa época pudiéramos decir que el objetivo principal del pueblo era el derrocamiento de Batista. Pero ya la extracción social de todas aquellas gentes que nosotros reclutamos propiciaba el adoctrinamiento político.
Por lo menos el grupo, el pequeño grupo que trabajó en la organización del Movimiento era gente de ideas muy avanzadas. Nosotros teníamos cursos de marxismo. Y el grupo de Dirección, durante todo aquel período, estudiamos marxismo. Y pudiéramos decir que los principales dirigentes de la organización eran marxistas ya.

DENTRO DE UNA CONCEPCION MARXISTA
PERIODISTA: Después de la muerte o el suicidio de Chibás se fue agudizando, digamos, la diferencia entre la dirección del partido y la juventud…
FIDEL: Yo puedo decir lo siguiente: Chibás era un líder carismático, de mucho apoyo popular, pero no se caracterizaba por un programa de reformas sociales profundas. Digamos que su programa en aquella época se circunscribía a algunas medidas de tipo nacionalista frente a los monopolios yanquis, y principalmente medidas contra la corrupción administrativa, contra el robo. Era un programa constitucionalista, y luchaba a favor del adecentamiento público. El programa de Chibás estaba lejos de ser un programa socialista.
Podíamos señalar que en aquella época ese programa respondía a las ansias de la pequeña burguesía, que ya tenía contradicciones con el imperialismo, que se resentía del exceso de explotación de los monopolios existentes en el país, y su bandera principal era la lucha contra la corrupción pública, contra el robo, contra la malversación. Pero ya dentro de la masa de ese partido había una izquierda. Podríamos decir que nosotros éramos la izquierda de ese partido. No era muy numeroso tampoco, pero estaba integrada por compañeros procedentes de la Universidad, que en la Universidad habían podido tener contacto con las ideas socialistas, con el marxismo-leninismo, y habíamos adquirido ya una conciencia política mucho más avanzada.
De modo que cuando se produce la muerte de Chibás existía un gran partido de masas sin dirección. Y la dirección era una dirección reformista. Y dentro de esa masa había ya un grupo que teníamos ideas mucho más avanzadas. En dos palabras: yo en aquella época, al final de mis estudios universitarios, ya tenía una concepción marxista de la política. En el tiempo de la Universidad, mis contactos con las ideas marxistas fueron los que me hicieron adquirir a mí una conciencia revolucionaria. Ya a partir de ese momento toda la estrategia que yo elaboré políticamente estaba dentro de una concepción marxista.
Cuando se produce el golpe de Estado del 10 de marzo, ya yo tenía una formación marxista. Pero nos encontramos con la situación de un país donde se produce un golpe de Estado, donde el partido que tenía más base popular era un partido que estaba mal dirigido, sin orientación. Yo tenía ya idea revolucionaria práctica, concreta, desde antes del golpe del 10 de marzo.

PERIODISTA: Y el PSP, el Partido Socialista Popular, ¿tenía alguna estrategia elaborada?
FIDEL: El Partido Socialista era pequeño, relativamente pequeño; para la América Latina era un partido grande, pero estaba muy aislado. En aquellas circunstancias, toda la época del macartismo, del anticomunismo había logrado, digamos, bloquear al Partido Comunista. Yo no era un militante del Partido Comunista, porque por mi educación, mi origen de clase… Yo llego, a la Universidad y es en la Universidad que yo adquiero ya una conciencia revolucionaria. Adquiero una conciencia revolucionaria, pero por ese período estaba ubicado ya dentro de un partido que no era un partido marxista, sino un partido populista, podemos decir. Pero yo veo que aquel partido tiene una gran fuerza política de masas, y entonces empiezo a elaborar una estrategia para llevar a esas masas hacia una posición revolucionaria, desde antes del golpe de Estado del 10 de marzo. Ya yo tengo la idea clara de que la Revolución hay que hacerla tomando el poder y hay que tomar el poder revolucionariamente. Ya en aquella época, antes del golpe de Estado, yo adquiero esa convicción.
Desde luego que antes del golpe de Estado la estrategia que personalmente yo elaboraba era una estrategia de acuerdo con aquellas circunstancias. Era una época política, parlamentaria. Entonces yo estoy ya dentro de ese movimiento. Las primeras ideas de una Revolución yo las concibo incluso desde el Parlamento, pero no para hacerla a través del Parlamento. Yo pensaba utilizar el Parlamento para proponer un programa revolucionario.

PERIODISTA: ¿Por eso se postuló usted?
FIDEL: Pensaba precisamente utilizar el Parlamento para proponer un programa revolucionario, y alrededor de ese programa movilizar las masas y marchar hacia la toma revolucionaria del poder. Desde de entonces, desde entonces, ya yo ni estoy pensando en los caminos convencionales, en los caminos constitucionales desde antes del 10 de marzo.
Cuando se produce el 10 de marzo, fue necesario cambiar toda aquella estrategia. Ya no había necesidad de utilizar los caminos constitucionales.

PERIODISTA: ¿Pero el 10 de marzo se produce no tanto para impedir una revolución, sino para impedir que tomara el poder el reformismo en Cuba, o un partido más o menos progresista, o … ?
FIDEL: Me parece a mí que en realidad el 10 de marzo se produce para impedir el triunfo de un partido progresista en Cuba, no para impedir el triunfo de un partido revolucionario. Esa es la realidad. Ellos tratan de impedir un movimiento progresista, pero podemos decir que históricamente crearon las condiciones para producir un movimiento revolucionario. Pero en las condiciones de Cuba, yo creo que era posible incluso promover una Revolución aun antes del 10 de marzo.
Antes del 10 de marzo ya yo era comunista, pero el pueblo todavía no en comunista, la gran masa todavía no respondía a un pensamiento político radical, la gran masa en esa época respondía a un pensamiento político progresista, reformista, pero no era todavía un pensamiento comunista.

PERIODISTA: Además, en eso influía también todo el problema del anticomunismo, del macarthismo.
FIDEL: Mucho, mucho, porque nosotros éramos una colonia económica y además ideológica de Estados Unidos. Pero yo adquirí esa conciencia como estudiante universitario.

ARMAS A CREDITO
PERIODISTA: Comandante, ¿es de ese lugar exactamente de dónde se montaron aquí en los carros y en los autos que fueron?
FIDEL: Por ahí hay un pozo donde guardamos las armas, porque las armas nuestras las conseguimos en las armerías, eran armas de caza: fusiles 22, calibre 22, y fusiles escopetas de caza, para cazar patos, para cazar palomas. Pero no eran armas inofensivas, puesto que nosotros compramos un gran número de escopetas automáticas, para las cuales adquirimos cartuchos no para cazar patos, sino para cazar venados y para cazar jabalíes. Es decir que, como armas, no eran armas inofensivas realmente.
Pero Batista se sentía tan seguro que en aquella época funcionaban las armerías y las tiendas de armas. Ellos se sentían muy seguros dentro de su poder militar.

PERIODISTA: Pero armas de guerra no había.
FIDEL: No, no había armas de guerra.
No, pero nosotros por lo menos algunas armas eficientes podíamos adquirir, y las adquirimos legalmente, legalmente adquirimos las armas nuestras. Nosotros teníamos unos compañeros que estaban disfrazados de cazadores y de gente burguesa, y entonces tenían sus carnés, y ellos compraron en las armerías.
Hay que decir que fue tan eficiente el trabajo que conseguimos que las armerías nos dieran crédito, y las últimas armas las compramos a crédito casi todas.

PERIODISTA: Y luego las metieron en un pozo aquí.
FIDEL: La mayor parte vinieron el día antes aquí el viernes, víspera del 26 de Julio, compramos la mayor parte de las armas, y se trasladaron en ómnibus, en tren, para acá. Armas de guerra propiamente, teníamos unos 3 ó 4 fusiles. Nuestras armas eran fusiles calibre 22, o calibre 12; escopetas automáticas, una sola ametralladora, que teníamos un M-3, que se utilizaba de entrenamiento en la Universidad, porque nosotros utilizamos mucho la Universidad para entrenar a la gente.

PERIODISTA: Pero luego tuvieron que salir de ahí llegado el momento no entendí.
FIDEL: En esa época había muchas rivalidades entre las organizaciones juveniles. Los estudiantes en aquella época, muchos de ellos, pensaban que ellos eran los herederos de las tradiciones revolucionarias; pero nuestro movimiento había conquistado el apoyo de unos cuantos cuadros universitarios, y ellos nos facilitaron la Universidad para el entrenamiento de nuestra gente. Es decir, nuestro movimiento era popular, no era universi-tario; pero algunos compañeros en la Universidad, principalmente Pedrito Miret; que hoy es del Buró Político, que era el responsable de entrenamiento en la Universidad… Ellos entrenaban a todo el mundo, pero entonces nosotros logramos la adhesión de algunos de esos compañeros que trabajaban allí, esencialmente Pedrito Miret, y utilizamos la Universidad para entrenar a nuestra gente, que era de extracción popular, no universitaria.

PERIODISTA: Comandante, ¿y entonces de aquí salieron?
FIDEL: Aquí concentramos las armas y aquí concentramos el personal que iba a atacar el cuartel Moncada. Ciento treinta y cinco hombres se reunieron aquí en la madrugada del día 26 de julio, mientras otro grupo estaba en la zona de Bayamo. Porque militarmente nosotros pensábamos tomar el Moncada y Bayamo, para tener una vanguardia organizada en la dirección principal del contraataque posible de Batista.

PERIODISTA: Comandante, ¿pero la estrategia del Moncada era tomar ese campamento para armar luego al pueblo y seguir una guerra?
FIDEL: Nosotros pensábamos ocupar las armas del campamento, pensábamos hacer un llamamiento a la huelga general de todo el pueblo, partiendo de la situación de descontento y de odio hacia Batista, y pensábamos utilizar las estaciones nacionales de radio para un llamamiento a la huelga general. Si no se lograba la paralización del país, el objetivo nuestro era después ir hacia las montañas para librar una guerra irregular en las montañas.

LOS AZARES DE LA HISTORIA
PERIODISTA: Así que el plan de la guerrilla ya lo tenía elaborado.
FIDEL: Tenía dos variantes. Una, tratar de provocar un levantamiento nacional para el derrocamiento de Batista. Caso de no lograrse el levantamiento nacional, o en el caso de que Batista pudiera reaccionar con fuerzas superiores y atacarnos aquí en Santiago de Cuba, la idea nuestra era, con las armas del cuartel Moncada, marchar a las montañas y librar la guerra irregular en las montañas. Fue exactamente lo que hicimos tres años después. La estrategia que elaboramos para el Moncada fue la misma que nos condujo después a la victoria, sólo que en la segunda ocasión no comenzamos por el Moncada, sino comenzamos por la Sierra. Hicimos la guerra en la Sierra, y al final liquidamos a Batista con esa misma estrategia en esencia.
De modo que la estrategia del Moncada fue la estrategia que seguimos -en rasgos generales- después, y con la cual derrocamos a Batista. Pero no fue en ese momento.
Ahora, estoy convencido de que si hubiéramos podido tomar el cuartel y ocu-par las armas, y hubiéramos iniciado en ese entonces la guerra contra Batista, habríamos liquidado a Batista antes. Ahora, habría que ver si la correlación de fuerzas en 1953…
Yo pienso que si hubiéramos liquidado a Batista en 1953, el imperialismo nos habría aplastado; porque entre 1953 y 1959 se produjo en el mundo un cambio en la correlación de fuerzas muy importante.

PERIODISTA: La guerra fría estaba todavía en pleno auge.
FIDEL: Y el estado soviético era todavía relativamente débil en esa época. Y hay que ver que a nosotros nos ayudó decisivamente el Estado soviético, que en 1953 no lo habría podido hacer. Esa es mi opinión.
Es decir, un triunfo en 1953 posiblemente habría sido frustrado después por el imperialismo. Pero seis años más tarde, era el momento preciso, muy ajustado, en que un cambio en la correlación de fuerzas del mundo nos permitía a nosotros sobrevivir. Tal vez en 1953 no habríamos sobrevivido, si hubiésemos triunfado.

PERIODISTA: Se hubiesen radicalizado y…
FIDEL: Pero habiendo triunfado en 1959, hubo una oportunidad de sobrevivir. Esa es mi apreciación.

PERIODISTA: Una oportunidad.
FIDEL: Sí, sí, una oportunidad.

PERIODISTA: Eso es significativo, que usted diga una oportunidad; porque real-mente fue bastante estrecha para…
FIDEL: ¿Qué habríamos podido hacer en 1953? Habríamos triunfado, habríamos llevado a cabo el programa revolucionario que entonces habíamos concebido, ese programa habría desatado la agresión imperialista, y nos habrían aplastado. De modo que si la Revolución triunfa en 1953 no habría podido sobrevivir. Esos son los azares de la historia.

ELEMENTO SORPRESA
PERIODISTA: Bien, Comandante, ¿podemos seguir con usted?
FIDEL: Hacemos lo que ustedes quieran. ¿Quiere que le enseñe las armas aquí? Venga. Ese es el único fusil M-1 que teníamos, la única arma de guerra.
Esta es una selección del grupo de armas que nosotros utilizamos. Esta es la única arma de guerra que había, un fusil M-1, que era de la Universidad. Entrenábamos allí en la Universidad con ese fusil.
De este fusil teníamos 3, pero este es un fusil de la época de Buffalo BiIl más o menos, un fusil 44. El grueso de nuestras armas eran de este tipo de escopetas, calibre 12, calibre 16 y fusiles de 22 milímetros. Con estas armas… Estas las compramos en armerías todas. Pero yo diría que eran armas eficientes, eran fusiles automáticos, y éstos también eran automáticos, que tenían cartuchos especiales que había comprado. Y pienso que son armas eficientes, aún hoy pienso que son armas eficientes.
Claro, no teníamos ninguna bazooka, ningún cañón antitanque, ningún mortero. Habría sido mucho mejor todo eso. Pero en aquella época teníamos esas armas, y esas fueron las armas con las cuales nosotros organizamos el ataque al cuartel Moncada.
Otro hecho: nosotros habíamos adqui-rido uniformes del Ejército, todos nuestros uniformes eran uniformes del Ejército, que los habíamos adquirido a través de un compañero nuestro que estaba en el Ejército de Batista, y entonces los 135 hombres tenían uniformes militares. El elemento sorpresa era el factor decisivo de la operación, con estas armas y con estos uniformes del Ejército.
Al Ejército de Batista íbamos a tomarle la segunda fortaleza militar del país, que tenía más de mil hombres. Y se habría podido tomar. Aún hoy, pienso que el plan no era un mal plan; era un buen plan.

PERIODISTA: El problema fue el desvío de la otra fuerza.
FIDEL: El problema fundamental es que con motivo de los carnavales, que nosotros habíamos planificado nuestra acción en el carnaval, durante el carnaval, para poder movilizar más fácilmente a nuestras fuerzas, en esos días precisamente ellos redoblaron la guardia, y establecieron una posta cosaca alrededor del Regimiento. Y lo que complicó la situación definitivamente fue el choque nuestro con la guardia casaca, una guardia cosaca que pusieron a todo alrededor del cuartel y por la calle principal por donde íbamos nosotros. Y origina un combate fuera del cuartel. De lo contrario, nosotros habríamos podido tomar el cuartel perfectamente bien.

PERIODISTA: Se puede sacar una foto ahí.
FIDEL: En este pozo escondimos las armas, y sobre este pozo Abel Santamaría, que era el compañero responsable de esta casa y dirigente del movimiento, colocó esta tinaja. En esa tinaja echó tierra y sembró un árbol. Así que nuestras armas estaban debajo de un árbol que se sembró aquí. Y así estaba todo hasta el día 26 de julio, que quitamos el árbol, quitamos la tinaja y sacamos las armas.

(La entrevista continúa mientras Fidel conduce el Jeep, rumbo al cuartel Moncada).
PERIODISTA: ¿Cuántos carros eran en total?
FIDEL: Eran, en total… Primero salieron los carros que iban a tomar el Hospital Civil; eran tres. Después, los carros que iban a tomar la Audiencia; eran dos y después conmigo iban los carros que iban a tomar el cuartel, que eran alrededor de 14 carros los que iban conmigo. Yo llevaba alrededor de 90 hombres para tomar el cuartel.

PERIODISTA: ¿Entonces el total eran asignados a otros objetivos?
FIDEL: Sí, había 35 destinados a tomar el Hospital Civil y la Audiencia, para rodear el cuartel.

PERIODISTA: ¿Su hermano Raúl, Comandante, qué misión tuvo?
FIDEL: Raúl iba a tomar el Hospital Civil, el Hospital Civil no, la Audiencia de Santiago de Cuba, que rodea el cuartel. Y Abel iba al Hospital Civil. Yo a los compañeros responsables, al segundo jefe del Movimiento, que era Abel, lo mandé al Hospital Civil por si me mataban a mí en el cuartel, ¿comprende?, que no fuera a quedar el grupo sin dirección. Y Raúl iba a la Audiencia. Nosotros tomábamos los edificios alrededor del cuartel simultáneamente con el ataque al cuartel.
Ya se imaginará que íbamos tensos por aquí, por este camino; pero en realidad muy decididos. Ciertamente no teníamos ninguna duda del éxito. Lo más difícil hasta este momento se había logrado: organizar los hombres, entrenarlos, adquirir las armas y preparar el ataque.

PERIODISTA: Claro, sin caer en la represión.
FIDEL: Claro.

PERIODISTA: ¿Y esta montaña, al frente, es la Gran Piedra, a donde fueron después?
FIDEL: Después nosotros regresamos aquí a la casa, para tratar de reorganizar a la gente, y con un grupo de 10 ó 12 hombres fuimos a las montañas. Pero nuestras armas, que eran buenas para luchar en el cuartel, no eran buenas para luchar en las montañas.

PERIODISTA: ¿No eran de largo alcance?
FIDEL: Eran de muy corto alcance.

PERIODISTA: Me imagino que el panorama era un poco distinto, porque no había tales pastoreos allí.
FIDEL: No, esto es nuevo todo. Si quieren, pueden guardar material para cuando lleguemos allá, ¿eh?

PERIODISTA: Sí, sí, hay.
FIDEL: Era por este puente. El único incidente de importancia es que este puente es de una sola vía, y cuando íbamos por allí venía un carro por el frente, y tuvimos que esperar que cruzara, y entonces seguimos por aquí.
Como usted ve, la casa estaba cerca del cuartel. Aquí doblamos para entrar en el cuartel.

PERIODISTA: ¿En ocasión del asalto siguieron derecho?
FIDEL: Por aquí, por aquí, por aquí seguimos. (Fidel y los periodistas arriban al cuartel Moncada, donde prosigue el relato). Entonces le voy a decir dónde se produce la crisis; la crisis se produce aquí. ¿Por qué? Porque la posta cosaca venía en esta dirección hacia acá, y nos la encontramos aquí; pero un carro había pasado delante de nosotros, que es el que tenía que desarmar la posta, y el carro llegó llevaba 100 metros delante de nosotros- y desarmó la posta. Pero la posta cosaca vio pasar el primer carro y se quedó mirando; y cuando vio que el carro desarmó a la posta allí, se puso en actitud de guardia, de alerta.
Entonces me quedaba a mí aquí al lado la posta cosaca, y yo estaba sacando la pistola para hacer prisionera a la posta cosaca. Y en ese momento, la posta cosaca se da cuenta de que nosotros estamos al lado, y hace un ademán de disparar y yo le tiro el carro a la posta cosaca arriba. Aquí mismo fue, en este lugar, más o menos. Entonces la posta cosaca se retira para allá, yo me bajo…. Porque yo estuve haciendo tres movimientos: con esto por aquí, manejando por aquí, la pistola por acá. Entonces, cuando yo me paro, los carros que vienen detrás piensan que están dentro del cuartel y se bajan y asaltan este lugar aquí. Entonces yo tengo que bajar a sacar a la gente de este edificio para continuar el ataque; pero invierto como 5 ó 6 minutos en eso. Cuando ya nosotros montamos otra vez en el carro, monto otra vez en el carro, un carro avanzó y retrocedió y chocó con el mío. El resultado fue que el combate se empieza a desarrollar fuera del cuartel, y el combate tenía que desarrollarse dentro del cuartel…

PERIODISTA: Entonces se movilizó el cuartel.
FIDEL: Entonces se movilizó el Regimiento, y entonces organizó la defensa. Eso fue lo que impide… Porque realmente la posta cosaca era una cosa nueva, que la habían puesto con motivo de los carnavales. El plan realmente… Le voy a decir… Yo no sé si se podrá caminar por aquí, pero ahí no había árboles creo yo en esta época. Entonces el asalto empezaba allí, allí.

PERIODISTA: Allí tenía que empezar.
FIDEL: Allí tenía que empezar todo cuando nos franqueara la posta. Pero resulta el encuentro con la posta cosaca, que en realidad yo tuve dos intenciones: uno, proteger la gente que había tomado la posta; segundo, quitarle las armas a la posta cosaca. Yo creo que si hubiéramos seguido de largo sin hacerle caso a la posta los otros carros, habríamos tomado el cuartel.

PERIODISTA: En esos momentos.
FIDEL: Sí, sí, lo hubiéramos sorprendido; porque él hubiera visto un carro delante, otro detrás, otro detrás, y la posta cosaca no habría tirado. Hoy me doy cuenta de eso, pero en aquel momento yo traté de proteger la gente que tomó la posta y quitarle las armas a la posta cosaca. Y como resultado de eso se produce el combate fuera del cuartel; y la gente que no conocía bien el cuartel, asalta todos aquellos lugares. Y yo tengo entonces que dedicarme a reorganizar a la gente para el encuentro… Cuando vamos a penetrar en el cuartel, se produce un accidente de un carro que choca con el carro mío.

PERIODISTA: Porque la gente suya no conocía a Santiago realmente.
FIDEL: La gente no conocía, la gente tenía que pararse donde yo me parara. Pero realmente en ese momento, cuando yo veo que la posta cosaca va a tirarle a la gente nuestra en el cuartel, traté de protegerlos y fui a arrestar la posta cosaca. Entonces la posta nos descubre, va a tirar, yo le tiro el carro arriba a la posta cosaca, y en ese momento se empieza a armar el tiroteo. Pero el tiroteo se arma fuera del cuartel.

PERIODISTA: Entonces ese incidente fue el más grave.
FIDEL: Ese fue el más grave. Si no. llega a ocurrir el incidente de la pasta cosaca, nosotros tomamos el cuartel, porque la sorpresa era total. El plan era un buen plan. Y si fuera necesario hacer un plan ahora, con la experiencia que ya tenemos, haríamos un plan más o menos igual. El plan era bueno. Es decir que se produce un incidente, una cosa accidental, que dio al traste con todo el plan; esa es la realidad. El fracaso de la toma del cuartel fue el encuentro con la pasta cosaca, que en realidad debimos haber seguido de largo.

PERIODISTA: ¿Por qué le llamaban posta cosaca?
FIDEL: Porque le llaman así a la posta que hace recorrida alrededor del cuartel, y ésta iba de aquí hasta la avenida, y volvía. Y la pusieron con motivo de los carnavales, es decir que eso no estaba previsto, la posta. Parece que con motivo de los carnavales, quizás para prevenir incidentes de menar importancia, pusieron la posta cosaca; porque ellas no tenían la menor sospecha de que se iba a atacar el cuartel, pero la posta la pusieron con motivo de los carnavales de Santiago; anteriormente no tenían esa pasta, la pusieran esos días.

PERIODISTA: Por otro lado, los carnavales eran un elemento favorable.
FIDEL: Nos ayudaban, porque facilitaban el movimiento con menos sospecha. Es decir, el carnaval nos favoreció, pero por otro lado el carnaval originó que ellos pusieran una pasta extra que no ponían normalmente, y esa posta tiene el choque con nosotros allí, a 80 metros de la entrada del cuartel. Pero de lo contrario, de los carros se habría bajado aquí todo el mundo y habrían tomado el cuartel, lo habrían tomado. Y estábamos vestidos de soldados además. Y si se toma la posta, se atrincheran aquí, porque el problema es que ellos movilizan al Regimiento; de lo contrario, nosotros hubiéramos agarrado al Regimiento dormido y lo habríamos cercada, porque teníamos tomado el edificio de la Audiencia, los edificios que rodean, los edificios principales los habíamos tomado ya, las que rodean el cuartel. Entonces nosotros habríamos tomado esta parte y los habríamos puesto para el patio a ellos. Claro, habría sido una carnicería; porque lo que se demostró allí cuando chocamos con la posta cosaca, empezó el tiroteo violento, muy violento… Yo pienso que como la gente nuestra todavía no tenía mucha disciplina de fuego, al llegar aquí habría disparado también, y habría sido una carnicería. No. dudo eso.

PERIODISTA: ¿Y ahora en este cuartel existe una escuela? Se ven pioneros…
FIDEL: Sí, una escuela. Quitamos los muros y todo eso. Pero algunos critican eso, porque dicen que mejor se hubiera quedado como lugar histórica; pero en los primeros tiempos de la Revolución no teníamos muchas escuelas y no estábamos pensando en la historia, y entonces tumbamos los muros e hicimos una escuela.

PERIODISTA: Pero es un lugar histórico.
FIDEL: Pero queda ahora un pequeño museo aquí, es lo que hay. Quizás algún día sea mejor reconstruir los muros y dejarlo como estaba originalmente.

TRABAJAMOS PARA LA VICTORIA
PERIODISTA: Comandante, yo, como le mencioné, quería pasar a otro punto antes de hablar de cosas políticas más generales. Una cuestión que ha impresionado bastante a cualquiera que conozca la historia de Cuba un poquito, fue ese proceso de su aislamiento después de la derrota del Moncada, con la tragedia de tantos compañeros muertos. Una derrota, claramente… ¿Cómo en ese aislamiento., esa celda de aislamiento, usted no se perdió de ánimos, no abandonó la lucha; siguió pensando, siguió preparando la Historia me Absolverá, hizo un documento político que fue la base de la continuación de la lucha y el programa de la Revolución?
FIDEL: En realidad nosotros trabajamos para la victoria, no para la derrota, y sufrimos un revés muy duro. Pera además, ese revés había costado el sacrificio de muchos compañeros. Si antes del ataque al Moncada me sentía obligado con el país, después del ataque me sentí mucho más obligado. Yo creo que dadas nuestras intenciones, nuestros propósitos, no podía reaccionar de otra forma que como reaccioné, todavía con más decisión, más espíritu de lucha. Nadie sabía cómo podía terminar todo aquello. No sabíamos, incluso, si nos iban a asesinar. Pero, desde luego, teníamos que defender nuestras ideas, teníamos que defender nuestra verdad. Puede decirse que en circunstancias como esas, el hombre tiene mucho más estímulo que en circunstancias normales y, de esas dificultades saca fuerzas para enfrentarse a los problemas. Pero la más esencial de todo es que nosotros estábamos absolutamente convencidos de que teníamos la razón. Y ese factor nos daba fuerzas para enfrentarnos a aquellas momentos tan difíciles, profundizar más, exponer ante el pueblo los objetivos de nuestra lucha, enfrentarnos a la campaña de calumnias del gobierno y crear las condiciones para que si nuestra generación no podía realizar esas tareas, las pudiera realizar otra generación. Es decir, sembrar la semilla y ofrecer el ejemplo, que ya no era el ejemplo personal mío sino era el ejemplo de todos los compañeros que habían luchado y se habían sacrificado. Teníamos el deber de hacer el máximo esfuerzo para que ese sacrificio no fuera inútil.

PERIODISTA: En ese momento tan tremendo, usted se inspiró mucho en Martí, ¿verdad, Comandante?
FIDEL: En realidad, siempre, todos nosotros y toda nuestra generación recibió una gran influencia de Martí, y una gran influencia de las tradiciones históricas de nuestra Patria, que habían sido tradiciones de lucha muy duras por su independencia, y tradiciones realmente muy heroicas, que ejercían una gran influencia en todos nosotros. Yo en ese momento tenía una doble influencia, que la sigo teniendo hoy: una influencia de la historia de nuestra patria, de sus tradiciones, del pensamiento de Martí, y de la formación marxista-leninista que habíamos adquirido ya en nuestra vida universitaria.
Siempre esa combinación de las dos influencias: la influencia del movimiento progresista cubana, del movimiento revolucionario cubano, del pensamiento martiano y del pensamiento marxista-leninista, estuvo muy presente en todos nosotros. No se puede separar una cosa de la otra en la historia de nuestro país. Porque Martí en su época cumplió la tarea que le correspondía y fue exponente del pensamiento más revolucionario de aquella época. Pudiéramos decir, que para nosotros la vinculación de ese pensamiento patriótico, de ese pensamiento revolucionario con el pensamiento revolucionario más moderno, con el marxismo-Ieninismo; la combinación de ésa fueron los elementos que más influyeron en nosotros y que más, realmente, nos inspiraron. Y que no podía ser de otra forma, porque en países como Cuba la liberación nacional y la liberación social están estrechamente unidas.
Martí significó el pensamiento de nuestra saciedad, de nuestro pueblo en la lucha por la liberación nacional. Marx, Engels y Lenin, significaban el pensamiento revolucionario en la lucha por la revolución social. En nuestra patria, liberación nacional y revolución social se unieron como las banderas de la lucha de nuestra generación.

PERIODISTA: Comandante, pasando un poco más adelante, el compañero Alcaide nos habló mucha del proceso dentro de Isla de Pinos y nos explicó bien cómo allí se fortaleció ideológicamente el grupo dirigente, y lo que yo le quería preguntar a usted: ¿Usted tuvo siempre confianza de que se pudiera llegar a través del trabajo político del movimiento y de otra fuerza política, a la amnistía o había pensado en la posibilidad de una evasión para seguir la lucha? Seguro usted no pensó quedarse ahí 15 años.
FIDEL: No. Realmente yo no pensaba estar allí 15 años, pero comprendía muy bien la situación política del país. Había un odio contra Batista muy generalizado y Batista era víctima de sus propias contradicciones; trataba de legalizar el régimen, trataba de crear condiciones para unas elecciones que aunque fuesen fraudulentas por lo menos servirían como cobertura de la dictadura batistiana.
Y nosotros sabíamos que, dado el estado de ánimo de la opinión pública, no podía haber ningún intento de solución legal de la situación de Cuba sin la amnistía de los presos políticos. Nosotros sabíamos que la amnistía tendría que producirse más tarde o más temprano como consecuencia de la presión de las masas y de las propias contradicciones del régimen.
En realidad, pensar en la evasión en Isla de Pinos era sumamente difícil. Nosotros estábamos sometidos a una prisión muy severa, a una vigilancia my rigurosa, en una Isla donde era, en la práctica, muy difícil elaborar una evasión. Por eso, nosotros confiábamos en el movimiento de masas y en el movimiento político, que presionara suficientemente al régimen para obligarlo a la amnistía de los presos políticos. Además, nosotros calculábamos que Batista se sentía fuerte, se sentía seguro, que subestimaba a la revolución y subestimaba a los revolucionarios, y que en un momento dado, como parte de su juego político, se vería en la obligación de promover la amnistía.
Nosotros tratábamos… Primero manteníamos una actitud muy firme, muy rebelde, muy digna en las prisiones, y desde luego, alentábamos la lucha de las masas por la amnistía. Pero ya desde entonces trabajábamos en la organización del movimiento y elaborábamos los planes ulteriores, para cuando el gobierno se viera en la necesidad de decretar la amnistía. Y sucedió así exactamente.
Cuando nosotros salimos de la prisión, ya teníamos toda una estrategia de lucha elaborada. Pero lo más importante a nuestro juicio en aquel instante era demostrar que no había solución política, es decir, solución pacífica del problema de Cuba con Batista, pero teníamos que demostrar eso ante la opinión pública, ya que si el país se veía forzado a la violencia revolucionaria no era culpa de los revolucionarios, sino culpa del régimen. Entonces planteábamos que estábamos en disposición de aceptar una solución pacífica del problema mediante determinadas condiciones, condiciones que sabíamos que no se producirían nunca. Y bastaron algunas semanas para demostrar ante la opinión pública de que esas posibilidades de solución pacífica de los problemas de Cuba con Batista no existían.
Siempre estuvimos muy preocupados y en eso influía también la tradición martiana- de que la guerra es el último de los recursos. Y Martí durante las luchas por la independencia se empeñó mucho en demostrar que si se veían necesitados de acudir a la guerra es porque no existía ningún otro recurso. Eso estaba en la tradición política de nuestra historia. Nosotros, de la misma forma, tratamos de demostrar que no había solución pacífica con Batista. Una vez que -a nuestro juicio- eso estaba demostrado, iniciamos de nuevo la preparación para la lucha armada.

Fuente Original: Revista Cuba Internacional 1978

Tomado del sitio digital Cubadebate

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