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martes, 23 de octubre de 2012

Actores cubanos: Erdwin Fernández, aniversario 15 de la muerte del popular payaso Trompoloco

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   El actor cubano Erdwin Fernández (Erdwin Juventino Fernández Sánchez), se destacó en la radio, la televisión, el cine y el circo. Inmortalizó el personaje del payaso Trompoloco.
   Dirigió, escribió y actuó en numerosos programas infantiles. Nació en  1928, en la provincia de Camagüey. Durante sus estudios de bachiller, incursionó en la representación de algunas obras teatrales bajo la dirección de Luis Martínez Casado, quien luego sería otra de las figuras relevantes de los medios cubanos.
    Ingresó a la Universidad de La Habana para estudiar arquitectura pero abandonó la carrera para seguir sus inquietudes artísticas. En esta etapa se incorporó al grupo Teatro Universitario, experiencia que le sirvió para consolidar sus recursos histriónicos.
   En la década de los cuarenta se unió a las misiones culturales que promovía el Ministerio de Educación para llevar representaciones teatrales, conciertos y exposiciones por toda la Isla. Esta iniciativa terminó con el golpe de estado de Fulgencio Batista en marzo de 1952.
   A finales de la década de los sesenta se incorporó a Teatro Estudio, emblemático grupo de teatro cubano, considerado como la experiencia teatral más fecunda del siglo XX y al que se recuerda como un importante centro formador de directores, actores y dramaturgos cubanos.
   Entre las obras más recordadas del paso de Erdwin Fernández por esta compañía teatral están Los cuentos del Decamerón y La última carta de la baraja, ambas, bajo la dirección de Raquel Revuelta.
   Entre sus actuaciones en el medio radial se recuerda al personaje de “Simplicio Bobadilla y Comejaibas”, que interpretaba en el programa La Tremenda Corte, estrenado el 7 de enero de 1942 por RHC Cadena Azul. El actor encarnaba a un muchacho de múltiples quehaceres, algo torpe y de baja estatura, tan mañoso como el mismo “Tres Patines”.
   A veces participa como acusador y en otras ocasiones como acusado, en complicidad con “Tres Patines”. El autor de la idea original y guionista del espacio fue Castor Vispo, quien luego devino prolífero escritor para el medio televisivo.
   La calidad de sus libretos, unido a los altos estándares de actuación del elenco, le valieron a La Tremenda Corte el calificativo de la mejor comedia radiofónica producida en Latinoamérica.
   Este espacio fue heredero de toda la influencia del teatro bufo cubano. En sus emisiones se parodiaba las situaciones de un juzgado correccional en el que interactuaban los personajes. Los roles principales estaban a cargo de Leopoldo Fernández (“José Candelario Tres Patines”) y su contrafigura, Aníbal de Mar (El Tremendo Juez).
   Los juegos con el lenguaje y el doble sentido hacían las delicias de los espectadores y se convirtieron en rasgo característico del espectáculo televisivo, cuyo éxito se acrecentó gracias a las presentaciones simultáneas en el teatro.
   Otros actores que participaron del programa fueron Adolfo Otero (“el gallego Rudecindo Caldeiro y Escobiña”), Mimí Cal (“la mulata Nananina”) y Miguel Ángel Herrera (“el secretario”).
   A partir de 1977 formó parte del elenco de uno de los programas más populares de la radio cubana (todavía mantenido en la programación de Radio Progreso): Alegrías de Sobremesa.
   En este espacio llegó a interpretar tres personajes; entre ellos Adolfito, un niño que lograba con maestría cuanto quería y al que distinguía su voz infantil; Gervasio Escobar y Campanario (nombres de tres calles de La Habana que daban amplia posibilidad para los chistes) y un anciano dicharachero que jugaba todo el tiempo con el doble sentido y la picardía. En el medio radial, además, desarrolló una admirable carrera como director.
   En los inicios de la década del cincuenta, cuando ya se había enfrentado a un buen número de desafíos dramatúrgicos, surgió el inolvidable payaso que lo iría a situar en alto puesto dentro de la cultura cubana y lo dotara de una grandísima popularidad.
   Se trataba de un clown clara blanca, cuyos relatos destacaban la esencia de lo humano, confundiendo la tristeza y la ternura como dicotomía central de su personalidad. El personaje vio la luz en un programa infantil de la CMQ, llamado Chiquilín. Poco a poco se consolidó hasta llegar a llamarse Trompoloco; no obstante, la notoriedad la alcanzó varios años más tarde.
   Su mayor mérito consistió en la aceptación que tuvo entre los niños, la capacidad de adaptar lo circense a la pequeña pantalla y la habilidad para escribir sus propios textos e improvisar.
   En 1951, Erdwin Fernández comenzó a trabajar en pequeños papeles de espacios televisivos (por ejemplo, el programa Televisión General Electric donde hizo de gángster junto a Enrique Almirante).
   En 1962, creó y dirigió el espacio infantil Amigo y sus amiguitos donde, junto a Nilda Collado, su compañera en la vida, y Consuelito Vidal, ponía voz a los personajes e interpretaba canciones. Este espacio gozó de amplia popularidad entre el público televidente.
   En el espacio Teatro ICR, creado por Marcos Behmaras con la intención de promover obras de la literatura universal adaptadas a la televisión, actuó en la Yerma, obra de Federico García Lorca que fue estrenada en 1964. En ella actuaron además, Sergio Corrieri y Consuelo Vidal, bajo la dirección de Amaury Pérez García.
   La cinta fue rodada íntegramente en el Estudio No. 19 del edificio Focsa, en lo que constituyó la primera película de 16 mm filmada en Cuba, realizada específicamente para la televisión.
   Otro programa de la televisión en el que participó como actor fue el humorístico Si no fuera por mamá, en el que también trabajaron otras figuras relevantes de la cultura cubana como Eloisa Álvarez Guedes, Martha del Río y Reinaldo Miravalles.
   En este espacio interpretó el papel de “Paco”, un abuelo jubilado que había sido obrero ferroviario. El éxito del personaje, convirtió al actor en presidente de honor del Comité de Jubilados y Pensionados de la División de Occidente de Ferrocarriles de Cuba. Además, recibió un carné banda roja que lo acreditaba como funcionario de alta jerarquía de dicho sector.
   Su incursión en el cine fue breve, pero memorable. En 1967, actuó, junto con Julito Martínez, en la película de Julio García Espinosa, Las aventuras Juan Quin Quín, inspirada en la novela de Samuel Feijóo. En esta cinta interpretó el personaje de “Jarecho”, cercano compañero del protagonista.
   Según los especialistas, el filme marcó un punto de giro en la obra de su director y del cine cubano, en general. Varios galardones distinguieron a la cinta, entre ellos: Mención de Honor en el II Encuentro Internacional de Cine Iberoamericano, celebrado en Barcelona, España, en 1966; así como el Premio de dirección Apsara de Oro, recibido en el II Festival de Phnom Penh, Cambodia (1969) y el Certificado al mérito del I Festival de Guyana (1976).
   Entre sus trabajos dedicados al público infantil se encuentra el largometraje de dibujos animados Elpidio Valdés contra dólar y cañón, de Juan Padrón, donde dobló al personaje de “Oliverio”, un inventor medio loco que sortea las carencias de las tropas mambisas solamente con su ingenio.
   En la década de los ochenta, hizo una gira por varios países de América Latina con el Circo Nacional de Cuba. A su regreso, reunió las experiencias vividas en su recorrido. La Editorial Extramuros las publicó bajo el título Cuentos de payasos. Otros títulos de su autoría fueron publicados: La carpa azul (Editorial Letras Cubanas, 1998) y Las dos botellas (Editorial Extramuros, La Habana, 2002).
   Falleció en La Habana, el 23 de octubre de 1997.

Erdwin Fernández, junto a Julito Martinez, en el filme cubano Las venturas de Juan Quin Quin, de Julio García Espinosa

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Erdwin Fernández, junto a Julito Martinez, en el filme cubano Las venturas de Juan Quin Quin, de Julio García Espinosa

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