Por
Miguel Fernández Martínez *
Ya no sorprende en Estados Unidos escuchar noticias que involucren a niños con historias de violencia, sexo, maltratos y abandono en las instalaciones del sistema escolar, una situación que se torna cada vez más grave.
A pesar del largo historial que acumula la nación norteña de vejaciones a los derechos y a la seguridad de los menores de edad, sus líderes no se adscriben a la Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.
Ni siquiera el recuerdo de la masacre en la escuela secundaria Columbine, el 20 de abril de 1999 y que provocó una gran polémica en Estados Unidos acerca de la seguridad de los niños en las escuelas, detiene la indolencia, la irresponsabilidad y el abandono a que se exponen los infantes cuando salen de sus casas.
En Columbine, una escuela del estado de Colorado, murieron bajo las balas 15 niños y 24 resultaron heridos, considerada como la tercera matanza escolar más terrible en la historia norteamericana, después de la ocurrida en la escuela Bath, de Michigan, en 1927, donde 45 menores perdieron la vida y 58 quedaron heridos, y el tiroteo que dejó 14 muertos y 32 lesionados en la Universidad de Texas, en 1966.
La lista de niños muertos en las escuelas norteamericanas como consecuencia de la violencia sería enorme si se hiciera una cronología de este fenómeno, que estremece la conciencia humana en pleno siglo XXI.
Ya no sorprende en Estados Unidos escuchar noticias que involucren a niños con historias de violencia, sexo, maltratos y abandono en las instalaciones del sistema escolar, una situación que se torna cada vez más grave.
A pesar del largo historial que acumula la nación norteña de vejaciones a los derechos y a la seguridad de los menores de edad, sus líderes no se adscriben a la Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.
Ni siquiera el recuerdo de la masacre en la escuela secundaria Columbine, el 20 de abril de 1999 y que provocó una gran polémica en Estados Unidos acerca de la seguridad de los niños en las escuelas, detiene la indolencia, la irresponsabilidad y el abandono a que se exponen los infantes cuando salen de sus casas.
En Columbine, una escuela del estado de Colorado, murieron bajo las balas 15 niños y 24 resultaron heridos, considerada como la tercera matanza escolar más terrible en la historia norteamericana, después de la ocurrida en la escuela Bath, de Michigan, en 1927, donde 45 menores perdieron la vida y 58 quedaron heridos, y el tiroteo que dejó 14 muertos y 32 lesionados en la Universidad de Texas, en 1966.
La lista de niños muertos en las escuelas norteamericanas como consecuencia de la violencia sería enorme si se hiciera una cronología de este fenómeno, que estremece la conciencia humana en pleno siglo XXI.