Con
absoluta libertad el Papa le habló a todos, desde los púlpitos erigidos para él
en Santiago de Cuba y La Habana ,
desde donde dejó vibrar su mensaje para que todos los cubanos, dentro o fuera
de la Isla ,
escucharan su voz pidiéndole a Dios por la unidad y la concordia.
El
Santo Padre ya está entre las murallas del Vaticano europeo, y en Cuba aún se
saborea su visita pastoral. La alegría y hospitalidad de los cubanos de a pie,
se vio reflejada en cada uno de los que, espontáneamente, acudieron a
acompañarlo en su visita pastoral.
Los
únicos perdedores en esta histórica visita fueron los enemigos de Cuba, dentro
y fuera de los contornos geográficos de esta maravillosa isla, como calificara
el seguidor de Pedro, quien elevó su voz acusando categórico a quienes
pretenden rendir por hambre a un pueblo que sabe defender su soberanía y su
independencia.
Desde
dentro, las bien pagadas “Damas de Blanco” no alcanzaron su minuto de gloria
ante las cámaras de televisión y los fotorreporteros de todo el mundo que se
reunieron en Cuba para informar de la visita papal. El “minuto” que pidieron a
Benedicto XVI para dejarle saber que eran enemigas consumadas de su propio
pueblo, jamás fue concedido.
El
huelguista profesional Guillermo Fariñas hizo nuevamente el ridículo tratando
de dictarle al distinguido visitante, las pautas de su visita con una agenda
redactada desde Miami, mientras la modosita bloguera Yoani Sánchez, tuvo que
contentarse con ver las impresionantes muestras de apoyo popular ofrecidas al
Papa y a las autoridades, desde la pantalla de su televisor.