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sábado, 14 de enero de 2012

Ahogar a Cuba por hambre: la promesa electoral que Newt Gingrich hace a los exiliados de Miami

Newt Gingrich, uno de los aspirantes a la nominación por el Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, envió al exilio histórico cubano una amenazante carta contra las autoridades y el pueblo de la isla, con el fin de ganar votos entre la comunidad cubanoamericana de Miami, en la puja que sostiene con su más poderoso contendor Mitt Romney.
La carta, publicada este viernes en el sitio digital Newt.org, y difundida en español por las principales radioemisoras anticubanas del sur de La Florida, está dirigida a Unidad Cubana, una “sombrilla” de organizaciones contrarrevolucionarias de declarado corte extremista, está llena de promesas contra la Isla, en caso de que Gingrich alcance llegar a La Casa Blanca.
Sin tapujos, el pre-candidato presidencial republicano reconoció en su misiva que es un ferviente partidario de conseguir el aislamiento y la desestabilización de Cuba, acciones que apoyó desde su posición de Presidente del Congreso norteamericano, junto a figuras de corte fascista como la congresista Ileana Ros-Lehtinen y el exlegislador Lincoln Díaz-Balart, de quien dice “sentirse orgullosos”.
Todo parece indicar que no hay reciprocidad con él, pues Ros-Lethinen y Díaz-Balart, ya ofrecieron su apoyo político al rival de Gingrich, Mitt Romney.
El exlíder del Congreso de Estados Unidos, ahora aspirante a la presidencia, se comprometió con los exiliados radicales cubanoamericanos a aplicar una agenda política pro-activa para acelerar, según sus pronósticos, “la transición a la democracia en Cuba”.

Prometió, además, la plena aplicación de la criminal ley Helms-Burton, incluyendo el Título III, -aplazado por tres presidentes estadounidenses- y un recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace más de 50 años, aplica el gobierno norteamericano contra el pueblo de Cuba.
Otra de las promesas de Gingrich a sus virtuales votantes cubanos en Miami, fue emprender acción legal contra el presidente cubano Raúl Castro y el líder histórico de la Revolución, Fidel Castro, por los incidentes de 1996 en que dos aeronaves del grupo contrarrevolucionario Hermanos al Rescate fueron derribadas después de violar el espacio aéreo de la isla.
En su larga lista de compromisos pre-electorales, Gingrich aseguró que si alcanza la presidencia, restablecerá las medidas restrictivas contra los viajes y las remesas familiares de los emigrados cubanos, aplicadas por el expresidente George W. Bush, así como revisará y reevaluará todas las órdenes ejecutivas de la administración Obama en relación con viajes a Cuba, el comercio y la inmigración, incluyendo el tratado migratorio entre Cuba y Estados Unidos de 1994, firmado por el gobierno de Bill Clinton.
Y como para no dejarlos fuera de pastel de promesas, Gingrich anunció además que apoyará fervientemente a los grupos internos de la contrarrevolución, manejados política y financieramente desde los Estados Unidos.
El tema Cuba, nuevamente, se convierte en slogan de campaña presidencial, aunque en estos tiempos, ya los emigrados cubanos, -incluso los “cabeza-caliente” del exilio radical- están hastiados de promesas que no se cumplen.
Cada cuatro años, llegan los candidatos a La Casa Blanca a Miami, se disfrazan con guayabera, tabaco en mano y una taza de café a decir en los portales del Versailles: ¡Viva Cuba Libre!, a pesar de no tener idea que ese grito tiene la paternidad de 11 millones de cubanos atrincherados en su isla, que no creen en promesas electorales.

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