por Miguel
Fernández Martínez
Hace
muchos días no escribo un post, tal cual reclaman los nuevos “teóricos”
de las redes sociales, pero con independencia del poco tiempo, haré un minuto
para celebrar con los habituales de la Internet, un libro que tuvo su
lanzamiento en la tarde de este martes 18.
Sospechas
y disidencias, una mirada cubana en la red, es el nuevo
libro que mi amigo y colega Iroel Sánchez Espinosa presentó ante un nutrido y
selecto auditorio, reunido en la Casa de la Amistad, el otrora palacete de los
ricachones de la familia Baró y que desde hace mucho es patrimonio social del
Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos.
Nervioso,
emocionado por los aplausos y la acogida, Iroel hizo un aparte con un grupo de
periodistas que cubrieron el lanzamiento, y nos dijo que parte de la tesis
fundamental del libro es que “los que
estamos bajo sospecha, somos obviamente los disidentes de este mundo y los
documentos y todo lo que hay en ese libro, son argumentos para demostrar eso”.
Y
me sentí feliz y reconocido en sus palabras. Eso somos, sin lugar a dudas.
Disidentes de un modelo diseñado para estrangular al mundo de hambre,
disidentes de una sociedad asfixiada por el consumismo más egoísta. Disidentes
de un proyecto voraz que no cree en la salvación de la especie humana.
Sospechas
y disidencias, una mirada cubana en la red, es un
muestrario de esa bitácora social que inunda la Internet y que todos conocemos
como La
pupila insomne, que al decir de Rosa Miriam Elizalde, “es un objeto tangible, un diario de marca
personal que no renuncia a comunicar y hacerse entender, que no disfraza su
intencionalidad polìtica y cuyo compromiso no es un desideratum presente en
solemnes declaraciones, sino una construcción en la que se involucra quien
escribe y quien lee, que dialoga y que habla tanto como escucha, apoyado más
que en una plataforma tecnológica, en una fe revolucionaria”.
Cuando
salí y enrumbé mis pasos a mi oficina, donde esperaban cables y noticias por
redactar, me detuve para leer la dedicatoria que gentilmente Iroel había dejado
en la primera página de su libro que me acompañaba de regreso.
No repetiré lo que mi amigo escribió, pero aseguro que atesoraré este
libro como una verdadera joya, no solo por la fuerza ideológica que encierran
sus páginas, sino por las breves pero simbólicas notas que su autor me
autografió.
La
pupila insomne también es una trinchera, una enorme muralla de ideas
que salta los límites que rasga el mar y donde todos nos sentimos protegidos,
donde quiera que estemos. Una seguridad que, más que resguardar, nos permite
seguir defendiéndonos del odio y ser eternos
luchadores –como dijo el maestro Daniel Chavarria, el cubano que nació en
Uruguay- por la verdadera libertad que es
la justicia social.
No
dudo tampoco que más de una mano en lo oscuro confortó a Iroel en esta cruzada
cibernética. Ahí está la red llena de espacios, blog de todos los tipos en
marcha común con la Revolución cubana.
Por
eso sintió más de un paso en marcha permanente, gigantesco paso
que derrumba mentiras y abre camino a la esperanza, en ese trayecto que ya está
iluminado por los muertos que nos hacen vivir orgullosos de lo que somos.
No
dejen de leerse el libro que escribió mi amigo, el disidente Iroel Sánchez. Lo
disfrutarán hasta la última página…… ¡Lo sabré yo, que soy disidente hace
tantos años!